ELOGIOS
V
...Pues, estas aguas tranquilas son de leche
y todo lo que se expande en las blandas soledades de
la mañana.
Antes del día, en sueños, el puente lavado por una agua
semejante a la mezcla del alba, hace una hermosa relación
del cielo. Y la infancia adorable del día, por el emparrado de las
tiendas enrolladas, por sí misma desciende mi canción.
Infancia, amor mío, ¿era sólo eso?...
Infancia, amor mío... ese doble anillo del ojo y la
holgura de amar...
Hay tanta calma y luego tanta tibieza,
y tanto continuo también,
qué extraño estar allá, mezclado de as manos a la facilidad
del día...
¡Infancia, amor mío!, uno sólo puede rendirse... Y ¿lo
dije, entonces? no quiero ni siquiera esos lienzos
para removerlos, en lo incurable, a las verdes soledades
de la mañana... Y ¿lo dije, entonces? sólo hay que servir
como vieja cuerda... Y este corazón, y este corazón, ¡allá!
cómo se arrastra sobre los puentes, más humilde y más salvaje
y más, que un viejo lampazo,
extenuado...
(Traducción de Ricardo Silva-Santisteban)
*Extraído de: Umbral, revista del conocimiento y de la ignorancia. N° 1, (1987).
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