Al pie del cerro de Cabras
descansa Trujillo hermosa
al calor de sus ensueños
y envuelta en plácida aroma;
de sus calles y sus plazas,
iglesias de la oración
donde se elevan a Dios
las plegarías del amor.
Sus casonas solariegas
llenas de gracia y candor
que dejara un día Hispania
clavado en el corazón.
Su histórica plaza de armas
con su grande monumento
pregonado ¡Libertad!
a todos los cuatro vientos.
Allá distante y silente
la opulenta Chan-Chan
cargada de rica historia
y de espíritu inmortal;
y su pregón de esperanza
llegada en alas del tiempo
resuena en el infinito
con caracteres de eterno.
Todo circunda su suelo,
y arrullada por el mar
la ciudad finge nostalgia
de su espíritu ancestral;
y al conjuro cristalino
de su ámbito vesperal
se aduerme en sus esperanzas
de tener la Libertad.
*Extraído de: "Romancero"- César Adolfo Alva Lescano (1994).
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