He abrazado tu cuerpo
distancioso,
hermana en el amor y
en la batalla.
He abrazado sus pasos
con mis pasos, y a caminarlos,
dolo, me dirijo.
He mirado tus ojos
en mis ojos: la sorprendente
aurora que reflejan
me dice que la lucha
ha comenzado.
Me dice tu incendiada
palabra que pronuncio:
la vida ya despierta;
no más la blanca sangre de niños, de mujeres,
inundará el vejado
corazón de las urbes.
No más las ominosos
hermanos del invierno,
lucirán sus abruptas
figuras conocidas.
Sobre la clara, limpia,
mirada de tus ojos,
amor, estoy hallando
la tierra que buscamos.
Tu soledad me llena.
me inunda, me transporta:
voy, corro, te persigo,
te toco transparente.
Tomo toda tu sangre
entre mis verbos lentos
y construyo
con ella entre las tantas ruinas
que hoy pueblan nuestros sueños.
(Inédito)
*Extraído de "Antología de la Poesía Peruana Joven"- Francisco Carrillo (1965).
0 comentarios:
Publicar un comentario
¿Te agradó el texto? ¡Deja tu comentario!