(Sin formas la conocéis:
es la yedra obstinada,
la reja y el amor,
apenas lágrimas de otro tiempo).
Una mujer o su sombra de yedra
llena esta soledad de lámparas vacías.
En la memoria del corazón
está marchita una flor,
un nombre de mujer.
Los ojos de la ausencia
están llenos de lluvia, de paisajes helados y sin árboles.
¿Quién conoce el nombre de esa mujer
que olvida su cabellera en los ríos del alba?
¡Qué difícil es distinguir entre la noche
y una mujer ahogada hace tiempo en un estanque!
El desmayo de una flor no se compara
al silencio de su párpados cerrados.
*Extraído de: " Antología de la Poesía Peruana" (Ediciones Nuevo Mundo).
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