TERCER
CUADRO
(La
misma sala del primer cuadro.- El Chimú-Cápac en su trono. Siempre a su derecha
el G. Sacerdote y a su izquierda Yonán.- Cortesanos, músicos)…
Ch. C.- ¿Ha sido de tu
agrado el festín de esta noche, hija mía?
Yonán.- Jamás goce
tanto, como hoy. El festín ha sido magnífico.
G.S.- Radiante luce el
rostro de la princesa.
Ch. C.- Sí, radiante.
Parece que te hace muy feliz que el dios Kon haya hecho descender su gracia
sobre el hombre de allá arriba.
Yonán.- Confieso que
sí, padre mío. Además, debemos sentirnos dichosos con la suprema voluntad del
dios de dioses.
Ch. C.- Bien, pero aún
falta esta tercera y definitiva prueba. Los pretendientes deben rivalizar hoy
en bailar las danzas más alegres y originales.
G. S.- ¿No crees, señor
que es tiempo de hacer pasar a los pretendientes para que se inicie la prueba?
Ch. C.- (Tocando
palmadas en señal de atención).- Cortesanos, va a comenzar el certamen. Haced
pasar a los pretendientes.
(Un
soldado sale, y vuelve a entrar seguido de los pretendientes y del Huaquero,
sin ataduras. Cada cual tomó su lugar en la sala).-
Ch. C.- Toca su turno
al hábil Morropón.
(El
pretendiente hace una reverencia al Chimú Cápac, otra a Yonán, que ella
contesta desganada, hace una señal a los músicos y tomando el centro de la
sala, dice:)
Pretendiente I.- La
danza de Morropón.
(Los
músicos dejan oír un son monótono; el Pretendiente I ejecuta una danza también monótona.
La princesa Yonán bosteza dos veces, y mira con aire de cansancio).-
G.S.- Altiva y
diplomática danza la que ejecuta el hábil Morropón.
Ch.C.- Digna de su
categoría. ¿Qué te parece, hija mía?
Yonán.- Desabrida,
padre, como una chirimoya verde. (Pretendiente I termina su danza, hace una
gran reverencia y toma su lugar en la sala).
Ch. C.- Te ha llegado
el turno, diestro Ucupe. Esperamos que dances con más alegría que el hábil
Morroópón.
(Pretendiente
II reverencia al Chimú Cápac y a Yonán, toma el medio de la sala y ordena a los
músicos):
Pretendiente II.- La
danza de Ucupe.
(Los
músicos dejan escuchar otra música monótona, a cuyo compás baila animadamente
el pretendiente.- Yonán bosteza nuevamente)
G.S.- Mucho más alegre
y novedosa es esta danza, ¿verdad, señor?
Ch. C.- Sí, mucho más.
Sin embargo, ese movimiento de brazos me parece exagerado. En mis tiempos el
baile era natural. ¿Qué opinas, hija mía?
Yonán.- Que esa danza
es más agria que un mamey sin madurar.
(Pretendiente
II acaba su baile, hace profunda reverencia y se retira).-
Ch. C.- Y ahora, a
bailar con denuedo, valiente cacique Yoc.
(Pretendiente
III reverencia ceremoniosamente al emperador y a la princesa, toma la mitad de
la sala, y dice a los músicos:)
Pretendiente III.- Los
alegres ritmos de la danza de Yoc.
(Expectativa
general. Yonán observa con curiosidad). (Los músicos interpretan una música un
poco más alegre, y Yoc baila con cierta alegría; pero no hay concordancia entre
la música y sus exagerados movimientos).-
G.S.- Señor, esta
música es muy alegre y la danza modernísima y novedosa; ¿pero no te parece que
el cacique Yoc no sigue el compás?...
G. Ch.- ¡Por Kon! ¡Jamás
vi danza más alegre! Lástima que nuestro cacique no tenga buenas orejas para
oír el compás.
(El pretendiente II
termina. Aplausos generales. Sólo Yonán y el huaquero no aplauden. El huaquero
mira a Yonán y hace un gesto burlón refiriéndose al Pretendiente III. Yonán
sonríe).-
G. Ch.- Creo que el
vencedor de esta noche será Yoc… ¿No te parece, hija mía?
Yonán.-
(Despectivamente).- No lo creo, padre.
G. S.- ¿Acaso no te ha
gustado el alegre baile del cacique, a la princesa?
Yonán.- Insípido, como
una guaba verde.
G. S.- Descontenta
eres, Yonán. Quizá esperas que el huaquero sea capaz de mover el cuerpo con más
gracia que el valiente Yoc.
Yonán.- Quizá, quizá,
señor mío.
G. Ch.- Este hombre es
capaz de cualquier cosa.
G. S.- Pero desconoce
nuestra música, nuestras danzas. Jamás ha ensayado con os nuestros. No imagino
cómo salga hoy del aprieto.
(Entre
tanto, el huaquero ha tomado el centro de la sala. Expectativa general. A Yonán
le faltan ojos. El huaquero saca la radio del maletín, sintoniza una onda, y
deja el aparato a corta distancia de él).-
Jefe de los Músicos.-
¿Qué músicos debemos ejecutar, señor?
Huaq.- Ninguna.
(Sorpresa
general)
Ch. C.- ¿Ninguna piensa
acaso el huaquero bailar a la sordina?
Huaq.- No, Señor. El
dios Kon me ha concedido el milagro completo (señalando la radio).- De aquel
objeto que allí veis, saldrá una música misteriosa.
(En ese instante se oye
el son de alegre mambo.- Sorpresa general)
G. S.- ¡Milagro!
¡Maravilla!
Yonán.- ¡Oh! Gracias infinitas,
divino Kon.
(El huaquero arranca a
bailar alegre y espectacular mambo; los cortesanos tararean el mambo y con
leves movimientos del cuerpo siguen el compás. El Chimú Cápac se incorpora, se
pone de pie, y también sigue el compás. Por último el huaquero invita a Yonán,
la coge de la mano, ambos toman el centro de la sala, y juntos bailan el mambo
hasta que la música cesa).
Ch. C.- ¡Bravo!
¡Bravo!... El huaquero de allá arriba ha ganado la tercera prueba.
(Estalla una prolongada
salva de aplausos. Sólo los pretendientes permanecen tristes y cabizbajos).-
Ch. C.- El huaquero es
el vencedor de las tres pruebas, y ha probado destreza, sabiduría, misticismo y
alegría. Mi hija Yonán será mañana su esposa y algún día heredará mi imperio.
(Nuevos aplausos.-
Yonán se lanza en brazos del huaquero)
TODOS.- (A coro).- ¡Qué
viva el huaquero! ¡Qué viva el hombre de allá arriba
(TELÓN).
*Extraído de: "Chan Chan en la Poesía"- Alberto Pinillos R. (1994).
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